En algunos casos, a pesar de los esfuerzos y los recursos del Abogado defensor, no quedará otra alternativa que el ingreso en un Centro Penitenciario para cumplir la pena de prisión impuesta.
Llegados a este punto, es importante mantener la calma y la cabeza fría, olvidarnos de las películas y centrarnos en trabajar para que nuestra estancia en prisión sea lo más llevadera posible y podamos obtener la libertad condicional cuanto antes.
En este sentido podremos ayudar con nuestro comportamiento a que se nos clasifique en el grado más favorable, se nos ubique en un buen módulo y se nos permita disfrutar de todos los beneficios penitenciarios.
El asesoramiento de nuestro Abogado será muy conveniente para garantizar todos y cada uno de nuestros derechos en el interior de la prisión, y recurrir todas aquellas resoluciones de la Administración Penitenciaria que no se consideren ajustadas a Derecho.
Igualmente, el contacto personal con nuestro Abogado en prisión, supondrá sin duda una gran ayuda para superar el difícil trance de la privación de libertad, porque aunque en muchas ocasiones se frivoliza el asunto, lo cierto es que estar encerrado entre cuatro paredes no es plato de gusto para nadie, y toda ayuda es poca en estas circunstancias.